Seguramente no lo recordareis, porque han pasado muchos años, pero la biblioteca de Pippi en Kunterbunt (“Villa Colorines”) era una de las habitaciones que daba al porche donde solía estar refugiado Pequeño Tío. En casa de Pippi no había libros, solo “píldoras”, porque nuestra pequeña y vieja amiga no tenía tiempo para leer más que unas pocas líneas seguidas entre sus múltiples actividades legales e ilegales.
Así pues, su biblioteca estaba compuesta de multitud de hojas sueltas que se amontonaban en confusas pilas sobre las estanterías vacías y la gran mesa camilla bajo la que encendía el brasero de picón.
Hoy Pippilotta Viktualia Rogaldina Shokominza Langstrumpf ha entrado a la biblioteca en uno de los esporádicos momentos en los que se atenuaba su frenética actividad. Ha tomado una de las hojas que esperan polvorientas sobre la mesa y se ha hundido en el sillón que hay bajo el ventanal. Al otro lado Pequeño Tío la observa entre orgulloso y divertido.
-¿Tu de que te ríes? -le pregunta Pippi a través del cristal polvoriento.
Esto es lo que después ha leído.
Bajo el influjo bienhechor de la Compañía, nuestras costumbres
están saturadas de azar. El comprador de una docena de ánforas de
vino damasceno no se maravillará si una de ellas encierra un
talismán o una víbora; el escribano que redacta un contrato no deja
casi nunca de introducir algún dato erróneo; yo mismo, en esta
apresurada declaración, he falseado algún esplendor, alguna
atrocidad. Quizás también alguna misteriosa monotonía... Nuestros
historiadores, que son los más perspicaces del orbe, han inventado
un método para corregir el azar; es fama que las operaciones de ese
método son (en general) fidedignas; aunque, naturalmente, no se
divulgan sin alguna dosis de engaño. Por lo demás, nada tan
contaminado de ficción como la historia de la Compañía... Un
documento paleográfico, exhumado de un templo, puede ser obra del
sorteo de ayer o de un sorteo secular. No se publica un libro sin
alguna divergencia entre cada uno de los ejemplares. Los escribas
prestan juramento secreto de omitir, de interpolar, de variar.
También se ejerce la mentira indirecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario