lunes, 11 de marzo de 2013

LA BIBLIOTECA DE PIPPI 19

Seguramente no lo recordareis, porque han pasado muchos años, pero la biblioteca de Pippi en Kunterbunt (“Villa Colorines”) era una de las habitaciones que daba al porche donde solía estar refugiado Pequeño Tío. En casa de Pippi no había libros, solo “píldoras”, porque nuestra pequeña y vieja amiga no tenía tiempo para leer más que unas pocas líneas seguidas entre sus múltiples actividades legales e ilegales.
Así pues, su biblioteca estaba compuesta de multitud de hojas sueltas que se amontonaban en confusas pilas sobre las estanterías vacías y la gran mesa camilla bajo la que encendía el brasero de picón.
Hoy Pippilotta Viktualia Rogaldina Shokominza Langstrumpf ha entrado a la biblioteca en uno de los esporádicos momentos en los que se atenuaba su frenética actividad. Ha tomado una de las hojas que esperan polvorientas sobre la mesa y se ha hundido en el sillón que hay bajo el ventanal. Al otro lado Pequeño Tío la observa entre orgulloso y divertido.
-¿Tu de que te ríes? -le pregunta Pippi a través del cristal polvoriento.
Esto es lo que después ha leído. 

 
¿Qué era lo que conectaba un extremo de la Galaxia con “el otro extremo”? ¿Era una línea recta, una espiral, un círculo, o qué?
Y ahora, luminosamente, Trevize comprendió que no era una línea, ni una curva, lo que debía, o podía dibujarse sobre el mapa de la Galaxia. Era algo más sutil que esto. Estaba completamente claro que uno de los extremos de la Galaxia era Términus. Se hallaba en el límite de la Galaxia, sí, nuestro límite del a Fundación, que daba a la palabra “extremo” un sentido literal. Sin embargo, también era el mundo más nuevo de la Galaxia en época de Seldon, un mundo que estaba a punto de fundarse, que aún no había contado para nada.
¿Qué sería el otro extremo de la Galaxia, desde este punto de vista? ¿El límite de la otra Fundación? ¿El mundo más vejo de la Galaxia? Y según el argumento expuesto por Perolat, sin saber qué estaba exponiendo, sólo podía ser la Tierra. La Segunda Fundación bien podía estar en la Tierra. 

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